¿Cómo bajamos esta acidez?

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Océanos ¿una tragedia silenciosa?

Hemos vivido conectados a los mares, han sido sustento, inspiración y parte de la identidad de muchas culturas y pueblos. Los yamanas, habitantes originarios de los territorios australes de Argentina, tenían una estrecha relación con el mar, al que no veían como un objeto, sino que reconocían y valoraban como otro ser.  Los océanos también nos transmiten una sensación de respeto ante su inmensidad y aparente calma. Sin embargo, detras de toda su belleza y de la enorme biodiversidad que alberga, se esconde una historia preocupante. El calentamiento global, la acidificación de los océanos, la sobrepesca y la contaminación de los océanos están silenciando la vida marina y amenazando una diversidad que es tan intrigante como hermosa.

El telón de fondo: Calentamiento Global y Acidificación

El calentamiento global, del que hablamos en este artículo, tiene consecuencias devastadoras para nuestros océanos. Las temperaturas marinas están aumentando, y esto no solo afecta a los osos polares y glaciares lejanos. La vida marina también está en peligro. Es importante tener en cuenta que los océanos han absorbido más del 90% del calor adicional retenido en nuestro planeta a causa del incremento de los gases de efecto invernadero1 2.

Este calentamiento excesivo del océano tiene consecuencias bastante alarmantes. Por un lado, es una fuente de energía mayor para los ciclones tropicales que se están haciendo cada vez más intensos. Además, océanos más cálidos implican mayor evaporación de agua, lo que incrementa la pluviosidad global. Es decir, más lluvias y más intensas lo que provoca inundaciones en vez de mitigar sequías. También es importante remarcar que la capacidad del océano para actuar como sumidero de dióxido de carbono se ve disminuida con océanos más calientes. Mencionamos tan solo tres problemas, pero no hablamos del ascenso del nivel del mar o de los preocupantes cambios en la circulación oceánica, como la circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC) que funciona como una “cinta transportadora” de aguas frías y templadas entre hemisferios. 

Como todos estos problemas son multicausales, complejos y amplios, decidimos enfocar en este artículo en uno que aún no mencionamos (si, quedaban más), la acidificación de los océanos y consecuente pérdida de biodiversidad marina que eso conlleva.

Una acidez que no se cura con pastillas

La acidificación de los océanos es un fenómeno que debería preocuparnos. Alrededor de una cuarta parte del CO2 emitido por actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la fabricación de cemento y los cambios en el uso del suelo, ha sido absorbido por los océanos. Este proceso se ha intensificado debido a que el CO2 atmosférico ha alcanzado niveles sin precedentes en los últimos dos millones de años, con una concentración de 421 partes por millón. Como resultado, los océanos seguirán absorbiendo este gas a un ritmo que excede su capacidad para neutralizar el impacto, provocando cambios significativos en su pH.

A medida que el PH disminuye, los océanos se acidifican. Desde los tiempos preindustriales, el pH del océano ha disminuido en un promedio global de 0.1. Se estima que las emisiones de CO2 no mitigadas provocarán una disminución del pH del océano de hasta 0.4 para el año 2100 y 0.77 para el año 2300. Estos serán los cambios más rápidos y grandes en la química del océano experimentados por los organismos marinos en las últimas decenas de millones de años.  Al aumentar la concentración de CO2 en los océanos, disminuye la disponibilidad de carbonato de calcio necesario para la formación y mantenimiento de los esqueletos y conchas de corales, moluscos y otros organismos que dependen de este compuesto.

Los arrecifes de coral, fascinantes por cómo se relacionan con su entorno, por los beneficios ecosistemicos que otorgan y por su belleza, también son hogar de innumerables especies. Sin embargo, la acidificación del agua amenaza su supervivencia. El conocido blanqueamiento de corales, causado por el estrés térmico y la acidificación, debilita estos ecosistemas hogar del 25% de las especies marinas. Según algunas estimaciones, para 2050 casi el 90% de estos ecosistemas podrían estar extintos. Pero no es un problema del futuro, según el IPCC, las olas de calor marinas ya han provocado eventos de blanqueamiento de corales a gran escala con una frecuencia creciente. En palabras de un científico de las Naciones Unidas, “estamos hirviendo vivos los corales”3.

La cuna de la vida 

Nuestro planeta destaca, entre todo lo conocido del universo, por varias características. Entre ellas, la probablemente más destacable es la presencia de grandes océanos y de las diversas formas de vida que surgieron y evolucionaron en ellos.  El océano es la fuente primigenia de nuestra existencia. La biodiversidad, comúnmente definida como la variabilidad entre los organismos vivos, probablemente se originó en los océanos, y la mayoría de los grupos taxonómicos más grandes todavía residen allí hoy en día4. Si bien a lo largo de escalas temporales evolutivas, ha habido cambios masivos en la biodiversidad del océano, incluidas varias extinciones masivas. Hoy en día, estamos viviendo un episodio particularmente rápido de cambio climático global, que está causando cambios en los patrones climáticos, la temperatura y la cobertura de hielo, lo que afecta directamente los ecosistemas marinos.

El calentamiento global está provocando eventos extremos con mayor frecuencia, además de cambios en el nivel del mar, la extensión del hielo marino, la estratificación térmica, la circulación oceánica y el afloramiento. Tanto el calentamiento como las alteraciones en la circulación oceánica disminuyen las concentraciones de oxígeno (O2) en las capas subsuperficiales. Estos efectos, combinados con la acidificación de los océanos, afectan la biodiversidad directamente, como cuando las temperaturas locales superan las tolerancias fisiológicas de las especies, o indirectamente, al modificar la disponibilidad de hábitats, las interacciones entre especies y la productividad. A todo esto, se suman otros impactos globales, como la pesca, la eutrofización, la destrucción de hábitats y las especies invasoras. El piélago está en grave peligro.

Los ecosistemas pelágicos (del griego piélagos: océano) son aquellos que se encuentran en la columna de agua del océano, alejados de la costa y el fondo marino, e incluyen una amplia variedad de organismos como el fitoplancton, el zooplancton, peces pelágicos y cetáceos. Son responsables de la abrumadora mayoría de la producción biológica marina que alimenta las redes alimentarias marinas y el ciclo de nutrientes, además de contribuir aproximadamente a la mitad de la producción de oxígeno del mundo. También en ellos viven algunos de los organismos más sensibles al cambio ambiental5

Soluciones posibles, necesarias 

Actualmente, la opinión de los expertos coincide en que el único método para reducir los impactos de la acidificación oceánica a escala global es mediante reducciones urgentes y sustanciales en las emisiones antropogénicas de CO2 y/o la eliminación del CO2 atmosférico6. Tomado esto como primera medida necesaria, hay que destacar que existen acciones de mitigación que podrían implementarse para aliviar los impactos de la acidificación oceánica.

Las conocidas soluciones basadas en la naturaleza (SbN) enfocadas en la recuperación, restauración o conservación de hábitats costeros y marinos para reducir los impactos del cambio climático en la naturaleza y la sociedad, son un ejemplo. Las áreas marinas protegidas (AMP) juegan también un papel crucial en la adaptación a los cambios impulsados por el clima en los océanos. Estás estrategias orientadas a la protección de hábitats marinos, como las praderas de hierbas marinas y los arrecifes de coral, proporcionan servicios como alimentos y regulación de inundaciones de manera similar a los bosques en tierra firme. Además de proteger a las comunidades costeras del aumento del nivel del mar y las marejadas, estos hábitats costeros ofrecen servicios recreativos y estéticos. Por lo tanto, son esfuerzos de restauración y conservación de hábitats naturales que también ayudan a las personas a enfrentar los impactos del cambio climático, ofreciendo soluciones rentables y beneficiosas para la sociedad7 8.

De hecho, un estudio examinó trece soluciones a escala global y local basadas en el océano, demostrando que el mayor beneficio proviene de combinar soluciones globales y locales, algunas de las cuales podrían implementarse o ampliarse de inmediato. Las técnicas de mitigación incluyen el uso de tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CCS) que podría instalarse a nivel industrial. También se ha sugerido como acción de mitigación la restauración y protección de áreas marinas que son sumideros naturales de carbono, como los manglares y los praderas marinas (llamadas recientemente «carbono azul»), no solo para secuestrar carbono, sino también para proporcionar refugio a especies vulnerables a la acidificación oceánica. Estos son campos incipientes, casi experimentales y aún se necesitan de estudios relacionados a sus posibles riesgos, por ejemplo, evaluar los impactos de posibles fugas de CCS, modificación de hábitats o las fluctuaciones a corto plazo asociadas con la captura biológica de carbono9.

En los océanos nació la vida como la conocemos, venimos de él y existimos gracias a él. La degradación de su diversidad biológica, producto de impactos directos e indirectos, son un llamado de emergencia. Un cuestionamiento a las emisiones desmedidas y la destrucción de hábitats. Estamos provocando “tierra oceánica arrasada”, una tabula rasa sobre el lecho marino que tardará miles de años en recuperarse, en el mejor de los casos. Aún estamos a tiempo de mitigar los daños, de adaptarnos a los inevitables y de recordar que estos ecosistemas únicos son mucho más que una fuente de servicios indispensables para la vida. Son el pasado, presente y futuro de la vida, incontables formas de vida que merecen y deben seguir existiendo. Nos hemos inspirado en los océanos para contar miles de historias, no nos corresponde silenciar todas esas otras que ocurren sin que lo sepamos.

  1. https://unric.org/es/el-oceano-absorbe-el-90-del-calor-generado-por-nuestras-emisiones/ ↩︎
  2. IPCC, 2019: Summary for Policymakers. In: IPCC Special Report on the Ocean and Cryosphere in a Changing Climate ↩︎
  3. https://news.un.org/es/story/2019/01/1449332#:~:text=%E2%80%9CLos%20corales%20son%20muy%20sensibles,energ%C3%ADa%20al%20coral%20se%20rompe. ↩︎
  4. Worm & Lotze. (2021). Marine biodiversity and climate change. En Climate Change Observed impacts on Earth. ↩︎
  5. Ibid. ↩︎
  6. Edward, M. (2021). Sea life (pelagic ecosystems). En: Climate Change Observed Impacts on Earth ↩︎
  7. IPCC. (2022). AR6 II Chapter 3: Oceans and Coastal Ecosystems and their Services ↩︎
  8. Gattusso et al. (2018). Ocean solutions to address climate change and its effects on marine ecosystems ↩︎
  9. Ibid. ↩︎

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