Ilustración: Ed Hawkins (University of Reading)
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Las bandas climáticas o de calentamiento, creadas por Ed Hawkins (Universidad de Reading), ofrecen una representación visual de la evolución de las temperaturas a lo largo del tiempo. Su propósito es simplificar los datos complejos de manera intuitiva, prescindiendo de números, gráficos o términos técnicos. Cada banda representa la temperatura promedio de un año, desde 1850 hasta su ultima actualización (2022). Se muestra la tendencia general del calentamiento utilizando una progresión cromática que va desde el azul (indicativo de temperaturas más frías que el promedio) hasta el rojo (representativo de temperaturas más cálidas que el promedio).
Estas representaciones gráficas fueron diseñadas con la idea de fomentar conversaciones sobre nuestro planeta en constante calentamiento y los riesgos asociados al cambio climático. ¿Cómo podemos iniciar tales diálogos?
En primer lugar, es crucial resaltar el consenso científico que apunta a la responsabilidad de las actividades humanas en el actual calentamiento global. Además, debemos recordar que no estamos alcanzando los objetivos de mantener el aumento de la temperatura por debajo del 1.5°C. Superar esta marca conlleva consecuencias significativas, como el incremento de fenómenos meteorológicos extremos, alteraciones drásticas en los ecosistemas y la posibilidad de cruzar puntos críticos de no retorno que podrían acelerar la crisis climática.
La inacción climática es multicausal. Esta urgencia deriva no solo de nuestra dificultad para asimilar fenómenos a largo plazo y nuestra resistencia a los cambios que implican una pérdida inicial, sino también de las estrategias de ciertos sectores y grupos corporativos. Estas estrategias han retrasado la acción climática mediante tácticas de desinformación, "greenwashing" o focalizándose en cambios individuales en lugar de abordar los cambios sistémicos, que son los verdaderamente necesarios.
Las repercusiones de alterar gravemente los sistemas ecológicos y climáticos se entrelazan en todos los ámbitos de nuestra vida: nuestras culturas, modos de vida y economías se ven directamente afectados por las consecuencias del calentamiento global. Paradójicamente, se estima que las personas, países y comunidades que han contribuido menos serán y son los más afectados. La crisis climática es, en esencia, una crisis socioambiental marcada por la desigualdad.
Tenemos que poder llevar estas conversaciones a todos los rincones. Aunque contamos con un, cada vez mas reducido, margen de acción, necesitamos una participación masiva para exigir las acciones y medidas esenciales para mantener modos de vida alineados a los 1.5 °C
Un futuro caliente: ¿Este puede ser el verano más fresco del resto de tu vida?
Por Gonzalo Cemborain.
Revisión: Paula Wiaggio; Flavia Pastore
Tiempo de lectura: 18 minutos.
Infusión sugerida: La que sea, pero con mucho hielo.
Vivimos en un período interglacial. Un planeta que era una bola de hielo y que volverá a serlo, o al menos así debería ser. Este periodo de 10.000 años de increíble estabilidad climatica lo hemos llamado holoceno: holos de total, integro, completo, y ceno de kainos, reciente. No podriamos haber elegido un mejor nombre. Desde el desarrollo de la agricultura hasta la formación de las primeras ciudades, todo ha ocurrido y prosperado gracias a las agradables condiciones climaticas de este periodo. Lo decimos de vuelta: el unico estado del clima que sabemos puede soportar la civilizacion tal como la conocemos hoy, es el del holoceno. Sin embargo, en la actualidad le estamos dando una temprana despedida a pesar de que debia quedarse por otros miles de años más. Bienvenidos al antropoceno, un periodo que, si tuvieramos que ponerle un apodo, sería ‘el inestable’.
A grandes rasgos, la Tierra tiene tres configuraciones en su «termostato»: invernadero (sin hielo en los polos), helada (con hielo en los polos y períodos de hielo y calor intermitentes), y bola de nieve (cubierta por una capa gruesa de hielo hasta el ecuador)1. Estos estados han fluctuado a lo largo de la historia de la Tierra, con predominio del estado invernadero en la mayor parte del tiempo. El periodo actual corresponde a una era interglacial dentro del periodo helado. Durante esta época, la temperatura media global subió o bajó sólo dentro del rango de 1°C.
Esta fue la realidad hasta el siglo pasado. Actualmente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) nos dice que las temperaturas globales medias aumentaron aproximadamente 1,1 °C desde la era preindustrial (1850)2. Entonces, acá tenemos una afirmación clara y contundente: el cambio climático existe y se está desarrollando ahora mismo. Lo que vamos a responder es, por un lado, si se trata de un fenómeno natural o causado por las actividades humanas y por otro, en qué nos basamos para hacer tales afirmaciones.
No hay espacio para la opinión
Ciertamente, el cambio climático, resultado del calentamiento global, ha sido un fenómeno natural que ha ocurrido en múltiples ocasiones a lo largo de la historia de la Tierra. Sin embargo, lo alarmante en la actualidad es la rapidez con la que se está produciendo este cambio (como se muestra en el panel C de la imagen debajo) y las actividades de origen antropogenico (humano) que están causando tal aumento desmedido de los gases de efecto invernadero (GEI).
Las emisiones producto de las actividades humanas incluyen GEI como por ejemplo (panel A):
- CO2 (dióxido de carbono) proveniente de la combustión de combustibles fósiles y procesos industriales (azul oscuro);
- CO2 neto proveniente de cambios y usos del suelo y silvicultura (gris);
- Otros como el CH4 (metano) y el óxido nitroso (N2O) proveniente principalmente de actividades como la ganadería; basurales a cielo abierto; emisiones fugitivas de la industria de combustibles fósiles y; procesos químicos industriales (celeste)
El incremento en las concentraciones atmosféricas, principalmente de estos tres GEI (panel B), junto con el efecto de enfriamiento producido por aerosoles3, resultado de actividades humanas, ha llevado a un aumento de alrededor de 1,1°C en la temperatura promedio global desde 1850-1900 (panel D).
Se estima que el último periodo tan cálido como el actual ocurrió hace 6.500 años. El anterior más elevado fue hace unos 125.000 años. Ambos fueron causados por variaciones orbitales lentas (multimilenarias). Es decir, fueron procesos que llevaron miles de años, y no solo un siglo como el que vemos en la actualidad. Si solo tuviéramos en cuenta los factores naturales, sin intervención humana, la temperatura prácticamente no hubiese sufrido modificaciones con respecto al periodo de 1850-1900. Por lo tanto, no, el calentamiento actual no es un fenómeno que inevitablemente iba a ocurrir en estos tiempos.
¿Cual es tu fuente?
Ahora bien, ¿de dónde salen todas estas afirmaciones? ¿podemos decir que están basadas en la mejor ciencia disponible? Si, podemos. Nos apoyamos en datos tomados de los informes del IPCC, al cual citamos en este y otros artículos. De hecho, por la contundencia y rigurosidad de sus informes, el IPCC debería ser un material de consulta obligatorio para todos aquellos que buscan comunicar la crisis climática, social y ecológica. Por tal motivo, vale la pena aclarar cómo se conforma este grupo y porqué son una fuente tan fidedigna de información. Así, cuando te encuentres con algun negacionista cuya única prueba sea un video de YouTube, puedes combatir esa desinformación y cerrar con un: “No lo digo yo, lo dice el IPCC”.
El IPCC es un organismo científico intergubernamental establecido en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Su función principal es evaluar la información científica, técnica y socioeconómica relevante para comprender el cambio climático. Por lo tanto, el IPCC no realiza estudios, sino que, ademas de evalúar, sintetiza la ciencia disponible. Toda la información y los datos utilizados en sus informes vienen con citas completas de las fuentes, que figuran al final de cada capítulo.
A la hora de comenzar con la elaboración de los informes, este panel reúne a cientos de científicos y expertos de todo el mundo. En su última actualización, la sexta (2022-2023), reunió a 234 científicos de 66 países, quienes se dividieron en tres grupos de trabajo: el Grupo de Trabajo I analizo la evidencia científica y física del cambio climático; el Grupo de Trabajo II exploro los diversos impactos y maneras de adaptación; y el Grupo de Trabajo III estudio formas de reducir nuestra influencia en el sistema climático mundial. Por cada grupo de trabajo se elabora un resumen para tomadores de decisiones (muchas veces, hay que decirlo, suavizado). A pesar de todo, el primer parrafo del resumen del Grupo de Trabajo I, va con los tapones de punta.
“El calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra debido a la influencia humana es inequívoco. Se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera” 4
Por si no había quedado suficientemente claro, en el informe también se dice que: “Cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquier década anterior desde 1850”; “El cambio climático causado por las actividades humanas ya influye en muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo”. Bueno, quedó bastante claro: el cambio climático existe, es producto de las actividades humanas y hay prácticamente absoluta seguridad de tales afirmaciones por parte de la ciencia. ¿Entonces? ¿Hemos hecho algo con esta información? Bueno, sí y no. Si bien es cierto que se han logrado avances para reducir las emisiones de GEI mediante distintos métodos de captura y eficiencia energética, hasta el momento han sido insuficientes.
Estamos mal, ¿Pero no tan mal?
Qué subtítulo tendencioso… La realidad es que estamos en camino a aumentos de temperatura fatales para las condiciones de vida a las que estamos acostumbrados. ¿Podríamos estar mucho peor? ¿Qué nos dice el último informe del IPCC sobre las medidas políticas realizadas hasta ahora? Te lo resumo en una frase: nos estamos quedando cortos (de tiempo, de medidas, de ambición).
En este gráfico de Our World in Data, vemos que, de no ser por las políticas climáticas, estaríamos en un rango de aumento de la temperatura global de casi 5 °C (linea rosa) para fines de siglo: catástrofe absoluta. Si lo complementamos con el grafico de Climate Action Tracker, lo que vemos es que si bien se han desarrollado políticas climáticas, las implementadas hasta diciembre del 2023 no han sido lo suficientemente ambiciosas para evitar que las emisiones nos lleven a un aumento de la temperatura global en el rango de los 3 °C (linea celeste ancha: + 2.5 – 2.9° C). No solo eso, sino que tampoco están al nivel de lo que cada país se comprometió en base a sus NDC.
¿Qué son las NDC? Son las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional. Es decir, los compromisos que cada país firmante del Acuerdo de París se compromete a realizar para reducir los gases de efecto invernadero y adaptarse a las consecuencias del cambio climático. Estas NDC deben adecuarse a los objetivos del Acuerdo de París, que busca limitar el aumento de la temperatura media global entre 1.5°C (en el escenario ideal) y 2°C, respecto de los niveles pre-industriales. Acá tenemos otro problema, ya que hay un desfase entre las políticas prometidas y las implementadas (políticos no cumpliendo sus promesas: edicion cambio climático). Esto es importante porque las emisiones globales proyectadas, incluso cumpliendo los NDC, generan un escenario donde el calentamiento excede los 1,5°C y dificulta limitarlo por debajo de los 2°C para después de 2030. No solo necesitamos que se cumpla lo establecido en cada NDC, sino que necesitamos que sean más ambiciosas y determinantes.
¿Qué tanto mas ambiciosas?
Según el IPCC, nos queda aproximadamente un presupuesto de carbono de 500 GTco2 para limitar el aumento de temperatura a 1,5° C5. Para tener una idea, las emisiones entre 2010 y 2019 fueron equivalentes a prácticamente cuatro quintos del tamaño del presupuesto de carbono que tenemos para 2020 en adelante. Limitar el calentamiento a 1,5 grados implicaría que las emisiones lleguen a su pico antes del 2025 y a partir de ese punto, que se reduzcan en un 43% (si, un 43) para el 2030. De todos modos, ya es casi inevitable que excedamos temporalmente ese grado y medio, habiendo un 50% de posibilidades de que esto suceda en los próximos 5 años. Pero, cuando hablamos de cambio climático, hay que ver el aumento continuado en grandes períodos de tiempo6.
Hecha toda esta explicación queda en evidencia la necesidad de accionar ya mismo. Necesitamos urgentemente recuperar y mantener la resiliencia de fuentes degradadas de captura de carbono, como humedales y selvas tropicales, invertir en tecnologías de mitigación y captura e, inevitablemente, reducir la cantidad de emisiones de CO2 y otros GEI que estamos produciendo para poder lograr, eventualmente, el objetivo de las emisiones netas cero.
El objetivo del siglo: emisiones netas cero
¿Qué se necesita para lograr finalmente estabilizar la temperatura? Pues, lograr que las emisiones netas de GEI lleguen a cero. ¿Cero? ¿Significa detener completamente todas las emisiones hacia la atmósfera? No exactamente, sino que implica lograr un equilibrio entre lo que emitimos y la capacidad del planeta (y nuestras tecnologías) para absorberlo, resultando en un balance neutral7.
Limitar el calentamiento por debajo de 1,5°C o 2°C requiere que nuestras actividades lleguen a un momento en que ya no añadan CO2 adicional a la atmósfera. Para lograrlo, debemos reducir las emisiones totales y adoptar estrategias de mitigación y captura de CO2. Los avances tecnológicos son importantes, pero medidas como la restauración de ecosistemas terrestres y marinos dañados son aún más eficaces, al ser grandes sumideros de CO2. Además, el desarrollo de infraestructura verde urbana ayuda a absorber CO2, reducir temperaturas y mejorar la eficiencia energética
Al apuntar a cero emisiones netas, es crucial abordar no solo el CO2, sino también otros GEI como el metano (de menor duración en la atmósfera pero mayor poder de conservación de radiación) y el óxido nitroso. Si logramos el objetivo, el calentamiento global continuaría, debido a los gases ya acumulados, hasta alcanzar un pico después del cual empezaría a disminuir.
Emosido engañado
Que desgracia habernos enterado tan tarde de las consecuencias de la quema de combustibles fósiles sobre la atmósfera. Que diferente sería si hubiésemos podido actuar con anticipación frente a tan enorme problema… Bueno, ¿Cómo te explico? La realidad es que ya había certezas claras del problema de los combustibles fósiles desde hace al menos 50 años. De hecho, muchas de las empresas responsables lo sabían mejor que nadie.
En base a una investigación de documentos internos de la compañía Exxon Mobil realizada en 2015, un estudio publicado en Science en 2023 analizó 32 documentos internos producidos por los científicos de la compañía entre 1977 y 2002 y otras 72 publicaciones revisadas por pares que pertenecen a investigadores que trabajaron para Exxon entre 1982 y 2014. Estos documentos revelaron una discrepancia entre la información disponible internamente y la información que la empresa divulgaba al público y a los inversionistas: “ExxonMobil sabía tanto como los científicos académicos y gubernamentales sabían. Sin embargo, mientras esos científicos trabajaban para comunicar lo que sabían, ExxonMobil trabajaba para negarlo’
Entre el 63 y el 83% de las proyecciones climáticas reportadas por los científicos de ExxonMobil resultaron precisas al predecir el posterior calentamiento global. Es decir, la empresa ya tenía esta información mucho antes de que existiera el IPCC, a finales de los ochenta, e incluso de que tuviera lugar la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992)8
¿Qué decidieron hacer con esa información? Tomaron el ejemplo de la desinformación y el negacionismo, que las empresas tabacaleras tan bien habían sabido usar.
Exxon impulsó, junto a otras compañías, la creación de la Global Climate Coalition, un lobby que desde los años ochenta financió estudios científicos que ponían en cuestión el cambio climático. “Empezaron a montar think tanks que lo rebatían, decían que no estaba claro, que se trataba de ciclos naturales o incluso que se aproximaba una nueva edad del hielo”9. Entre las estrategias más comunes estuvieron la: “sobrevaloración de las incertidumbres, denigrar los modelos climáticos, mitificar el enfriamiento global, simular ignorancia sobre la discernibilidad del calentamiento causado por el ser humano y guardar silencio sobre la posibilidad de activos de combustibles fósiles varados en un mundo con restricciones de carbono”
¿Por qué ese ejercicio de ocultar y desinformar tuvo tanto éxito? ¿Por qué el resto de la comunidad científica internacional no impuso antes su criterio? En primer lugar, porque no estuvieron solos. Investigadores y periodistas han descubierto documentos adicionales que muestran que la industria petrolera y del gas de EE. UU. a través de su asociación comercial (el American Petroleum Institute) ha sido consciente del potencial del calentamiento global causado por el ser humano desde al menos la década de 1950; la industria del carbón desde al menos la década de 1960; las empresas de servicios públicos eléctricos, la compañía petrolera Total y las compañías automotrices General Motors y Ford desde al menos la década de 1970; y la compañía petrolera Shell desde al menos la década de 1980.
Por otro lado, si bien ya desde el siglo XIX había indicios del efecto de las emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles, y en las primeras décadas del XX algunos trabajos ya alertaban sobre la relación de este fenómeno con la temperatura de la Tierra, en el momento clave de llegar a un consenso científico, el conocimiento no estaba bien repartido. Las empresas contaban con más recursos que los centros de investigación. Es decir, la ciencia pública carecía aún de la fortaleza necesaria.
No hay tiempo para negacionismo, ni excusas
Al redactar este artículo, podríamos haber abordado estrategias para lograr emisiones netas cero o discutir la transición energética. Sin embargo, elegimos enfocarnos en el negacionismo climático. Lo hicimos porque creemos que todas las acciones necesarias para lograr una reducción de emisiones que garantice un mundo habitable dependen, en gran medida, de consensos políticos y sociales. Estos consensos son difíciles de alcanzar si los discursos están influenciados por intereses privados limitados al beneficio de unos pocos.
En la actualidad, ha resurgido una nueva ola de un negacionismo climático que parecía superado. El pensamiento sesgado o tribal impulsa la necesidad de justificar posiciones para sentirse parte de un grupo10 . Esta es la razón por la cual nos hemos enfocado tanto en la ciencia que respalda el cambio climático. Pero a medida que la discusión pública sobre el cambio climático avanza más allá del negacionismo y se vuelve más compleja, también aumenta la diversidad y complejidad de los argumentos utilizados para minimizar su importancia o descartar la necesidad de tomar medidas.
A grandes rasgos, se destacan 4 tipologías de argumentos para no tratar al cambio climático como una crisis11. Cada uno de ellos responde negativamente a alguna de las siguientes 4 preguntas:
- ¿Es nuestra responsabilidad actuar
- ¿Se necesitan cambios transformadores?
- Dados los costos, ¿es deseable mitigar el cambio climático?
- ¿Es posible mitigar el cambio climático?
La variedad de posiciones respecto a estas cuatro preguntas genera cuatro categorías argumentativas:
- . “Redirigir responsabilidad”
- . “Fomentar soluciones no transformadoras”
- “Enfatizar las desventajas de las políticas climáticas”
- ”Rendirse” al cambio climático.
Cómo toda buena mentira, estos discursos tienen algo de verdad. El cambio climático y sus impactos ya son inevitables pero pueden ser mucho peores si no actuamos; a la hora de pensar la transición energetica, hay que considerar las desigualdades e injusticias climáticas de modo que no solo beneficie al norte global y; hay que asegurar que los trabajadores de estás industrias que hoy son parte del problema no sean los principales perjudicados.
Estos argumentos, si están basados en preocupaciones legítimas, deben considerarse. Se convierten en argumentos que retrasan la acción cuando confunden en vez de clarificar, promueven la confrontación en vez del consenso o simplemente afirman que actuar es imposible, cuando la realidad dice exactamente lo contrario. De hecho, como vemos en el grafico del informe de ONU-Habitat, la generación de puestos de trabajo en una transición justa es enorme.
Vamos concluyendo…
Se calcula que este periodo de estabilidad climática, al cual algunos científicos llaman “ricitos de oro” (ni muy caliente, ni muy frío), iba a durar otros 50.000 años, si no se hubiera apretado el gatillo con tanta fuerza. De hecho, fueron las condiciones ambientales benignas del Holoceno las que nos permitieron pasar de unos pocos cazadores y recolectores dispersos, a ser la sociedad globalizada hiperconectada en la que vivimos hoy. Pero nuestro futuro ya no está en el Holoceno.
Para algunas personas, un aumento de 1.5° grados no parece tanto. Pero lo podemos comparar con el sistema de nuestro propio cuerpo y darnos cuenta que es la diferencia entre estar saludable o enfermo. ¿Cuánto tiempo podrías vivir con fiebre? Además, el aumento de incluso sólo 2 grados de temperatura nos llevaría a alcanzar puntos de no retorno planetarios, como el derretimiento del permafrost Ártico o el incendio del Amazonas, lo cual nos conduce a un círculo de retroalimentación positiva, con más liberación de GEI a la atmósfera y consecuencias aún difíciles de calcular. No debemos llegar ahí. Como nos dice Carolina Vera en nuestro podcast: “…cada grado importa. Nos queda poco margen de maniobra…”. Pero aun podemos actuar, “la estrategia mas efectiva es mostrar que el problema es transversal y que hay beneficios en abordarlo de forma sistemica”.
El objetivo es claro. Las emisiones deben reducirse a la mitad para 2030 y nuevamente a la mitad para 2040. Está necesidad exponencial, que el científico del clima Johan Röckstroom llamó la “ley del carbón”, en oposición a la ley de Moore, va más allá de reducir emisiones, implica crear una hoja de ruta con múltiples soluciones para cada sector que modifiquen nuestro modo de producir alimentos, mantengan los sumideros de carbono y creen nuevos (a través de reforestación o nuevas tecnologías). Es decir, la descarbonización es un camino que implica volver a ubicarnos dentro de los límites del planeta, cuidar la biodiversidad y traer futuros donde lo que importe no sea el crecimiento sino el prosperar.
Esos futuros (porque son muchos a la vez) podrían ser mucho más estimulantes que el presente, donde la desigualdad climática amplifica todas las demás desigualdades. Para que se materialicen, lo primero que debemos hacer es multiplicar el conocimiento, llevar conciencia a lugares donde aún no ha llegado y combatir cualquier intento de negación o desinformación que obstaculice este camino. ¿Estamos listos para dar esas discusiones?
El aumento de la temperatura, la pérdida de biodiversidad y sobrepasar los límites planetarios son fenómenos que se retroalimentan. Algunos investigadores han demostrado, al menos en modelos computacionales, que la estabilidad del sistema de soporte vital de la Tierra puede ser mejorada, hasta cierto punto, mediante una mayor biodiversidad. Si la rica diversidad y complejidad de la vida aumentan la capacidad de recuperación del sistema de soporte vital de la Tierra frente a impactos. sería insensato destruirla, ¿no?. De esto hablamos en el otro articulo de esta serie.
Por Gonzalo Cemborain
Revisión: Paula Wiaggio; Flavia Pastore
Referencias
- Gaffney & Rockström. (2021). Breaking Boundaries ↩︎
- Para un resumen claro de algunos de los graficos mas importantes del informe final del sexto ciclo de evaluacion del cambio climatico (AR6), recomendamos el siguiente de “Ambicion COP”
↩︎ - Si bien este tipo de aerosoles han contribuido a enmascarar en casi medio grado el aumento de temperatura, muchos tienen efectos negativos en la calidad del aire y la salud humana. Según el IPCC se espera que su efecto de enfriamiento disminuya en el futuro a medida que avancen las políticas de control de la contaminación del aire a nivel mundial (IPCC AR6 WGI capitulo 07, p. 1022 ↩︎
- IPCC AR6 WGI, SPM,P.4 ↩︎
- Limitar el aumento a 1,5° con un margen de probabilidad del 50% ↩︎
- Recomendamos este newsletter de Tais Gadea Lara para la revista Redaccion. 1,5ºC: todo lo que significa en la acción climática (y todo lo que se malinterpreta) ↩︎
- What does net zero mean ↩︎
- Notas para leer sobre los informes ocultos: RTVE y El confidencial} ↩︎
- Frases de Geoffrey Supran para El Confidencial ↩︎
- Imposible no recomendar el libro “Pensar con otros” De Guadalupe Nogues. Disponible gratis en la pagina de El Gato y la Caja
↩︎ - Cambridge University Press. (2020). Discourses of Climate delay ↩︎
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